1977. Poesía
La canción de van horne
Poemas encadenados, Seix Barral, 2020 y 2003; publicado como libro independiente por Ediciones Tansonville, 2004 –con prólogo de Eduardo Fraile Valles–
La canción de Van Horne
Yo soy tuyo
Tú eres mía
Tú eres el amor
De mi vida
El viento curva el viento curva
Los árboles de la ciudad
dice tan poco acerca de Van Horne.
(fragmento de V.H. 23)
Y es que el propósito de Pedro fue «dibujar una atmósfera, y no delinear unos personajes». En el resto del libro, sucesos que nos dicen mucho sobre esa atmósfera de violencia e incomprensión, y a veces algo sobre el carácter o los sentimientos de los personajes.
entró en la joyería de Stirling
con el firme propósito
de robar los diamantes.
Todos los que conocemos a Vanderbilt
desde hace tiempo
cuando Vanderbilt
trabajaba
cavando y cortando el césped
cepillando los extensos jardines
de las blancas mansiones
de la avenida Zimmermann
opinamos que habiéndose decidido a atracar la joyería
no hubiera permitido
que le acompañara H.
la tercera mujer de Van Horne.
V.H.75.
Todos hemos comprobado
la extraordinaria cabida
de los bolsillos de Vanderbilt.
Los múltiples bolsillos
bajo los ojos de Vanderbilt
podrían contener
una docena de artículos de regalo.
Algunos creen
que Rip deseaba extraer
su gruesa billetera de tratante de ganado.
Quizá sí quizá no.
Vanderbilt sacó la Magnum
y no rectificó
no está dispuesto
a aceptar un solo corte
en la película de su vida.
V.H.76.
tapaba la entrada.
El padre del bulto
que
a pesar de la extraordinaria cabida
de sus bolsillos
los bolsillos de Vanderbilt
rompe la simetría bilateral
de su persona
es el saquito de los diamantes
saquito obtenido
saquito con el que se ha hecho Rip
mientras su mujer pagaba
por una pulsera que no valía
su peso en barro.
Rip y su mujer
pisan la avenida Zimmermann
cargados de baratijas.
V.H.77.
pisan la avenida Zimmermann
cargados de baratijas
y desde allí se despiden
de la pálida corbata rosa de Stirling
y de la joven ayudante hawaiana.
Stirling dedica una lánguida sonrisa
a sus clientes preferidos
sonrisa que se traslada luego intacta
a la suave boca de la nadadora hawaiana.
Cada uno de los pasos de Vanderbilt
cada uno de los pasos de H.
es un escudo
con el que
la cansada avenida Zimmermann se protege
del asalto de la luz.
El jardín de Van Horne
es el tercero de la derecha.
V.H.78.
simbólicos de Battery.
No es difícil sobornar
a una empleada
nadadora hawaiana
que vive de su trabajo
con el mezquino Stirling
y que anhela regresar a Hawai.
Rip Vanderbilt
el ex ingeniero de Quebec
entra en el apartamento
de la flexible hawaiana
bajo el peso de su gruesa cartera
de tratante de ganado
y deposita en sobre el mantel
que viste la mesa secundaria
un cartel turístico
que contiene una nítida fotografía
del puerto de Honolulu.
V.H.79.
La familia de la empleada hawaiana
malvive en el puerto
de Honolulu.
Reconstruyamos
la escena del robo de los diamantes.
Mientras H. habla
charla amistosamente
con Stirling
con la empleada hawaiana
nadie desconoce
la extraordinaria facilidad
de la mujer de Van Horne
para la comunicación verbal
el ex ingeniero de Quebec
que recuerda bien
la combinación de la caja fuerte de Stirling
se apodera
del saquito de los diamantes.
V.H.80.
H. charla amistosamente
con Stirling
con la empleada hawaiana
acerca del hermoso
gigantesco edificio
que la editorial Zimmermann Hermanos
está construyendo
sobre el amplio viejo solar que limita
con la calle Stirling
la avenida Zimmermann
y la boca de metro de Matson Gardens.
Será el primer edificio de la
editorial Zimmermann en Nueva York
y sostendrá
más de 81 plantas.
Vanderbilt abre la caja fuerte
y se apodera de los diamantes.
Poco después
Rip y H. emprenden la huida
una huida que no lo es.
V.H.81.
En formatos pequeños de pantalla tampoco se respeta la longitud de los versos.
Destacamos algunas opiniones de los críticos

«En palabras de su autor La canción de Van Horne es un poema épico del mundo actual. En él los hombres matan y mueren, compran, roban, se debaten entre la luz que prometen los anuncios de la bebida Van-Cola y los viajes de placer con idílicas estampas. La gente pierde y recupera su identidad, trabaja y quiere ascender, es despedida. Se trata de un mundo en guerra, con sus escaramuzas, con sus gestas. La mayor: asomarse a las galerías subterráneas sin perecer en ellas.»